No cabe duda que todo lector de las sagradas escrituras queda impresionado cuando lee los salmos. Pues son oraciones en las cuales todos nos podemos identificar.
El salterio es uno de los nombres que se le ha dado a los salmos, ya que también es el nombre del instrumento que comúnmente se usaba para acompañarlos. Además del salterio se le llamaba Telihim (himnos).
El libro de los salmos es el libro más largo y extenso de la Biblia, y se encuentra en casi el mismo centro de ella. Podríamos decir que son los cánticos principales de las sagradas escrituras.
Desde tiempos antiguos el cántico fue una forma de comunicación y de transmitir mensajes entre generaciones. Nada como la trasmisión de asuntos culturales a través del arte, cantos y escritos. La escritura comenzó con Moisés y continúo con los escribas. Cuando los Salmos fueron compuestos para los tiempos de David ya existían escuelas de profetas. Grupos que al son de instrumentos de música profetizaban. De aquí David tomo su estilo de salmos y con el tiempo, cuando vino a ser rey, estableció posiciones como, director de coro, el escribiente y los cantores y músicos con sus instrumentos respectivos. La música y el canto eran ya costumbres arraigadas en casi todas las culturas. Y el pueblo de Israel en su peregrinaje a la tierra prometida tomo de todas las culturas y pueblos que se toparon.
Los salmos fueron originalmente compuestos para cantar y citar al son de la música, por eso contiene en muchas ocasiones expresiones cuyo significado original se perdió; ya que la rutina y tradición original no se practica más. Antes del primer milenio la iglesia los había substituido por los himnos, y hoy en día los himnos han sido substituido por cánticos y coritos modernos. Solo la iglesia católica en su mayoría mantiene el cantar los salmos, una practica que es aconsejada en el nuevo testamento. Pues en 1ra de Corintios 14:26 dice: ¿Qué hay que hacer, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada cual aporte salmo, enseñanza, revelación, lenguas o interpretación. Que todo se haga para edificación. Los salmos son nada menos que cánticos espirituales que fueron escritos por salmistas reconocidos por el pueblo de Israel en tiempos antes de Jesucristo.
Dios el padre (Jehová) había establecido un pacto con el pueblo de Israel. Y en este pacto, Dios mismo promete cumplir todas sus promesas si el pueblo de Israel colectivamente guardaba su palabra. Por eso los salmos son tan directos y violentos con respecto a los enemigos, ya que las promesas hechas por este pacto eran recibidas aquí en la tierra y no en un futuro después de la muerte. Cuando vino Jesucristo (el prometido en las escrituras), trajo consigo un nuevo pacto, para toda persona que reciba su mensaje. Este nuevo pacto no es de violencia, sino amor y de la propagación del evangelio de paz, con promesas de vida eterna después de la muerte. Se requiere mucha fe para esto. Por eso tenemos que leer los salmos en una forma espiritual, ya que vemos en muchas ocasiones a través de los salmos el desear la muerte de los enemigos. Por eso pablo dice en el nuevo testamento que cantemos cánticos espirituales entre nosotros, en otras palabra salmos espirituales.
Sea en lectura o cántico los salmos se pueden recitar o cantar, pero debemos entenderlos e interpretarlos a la luz del nuevo pacto. Esto es lo que lo hace espiritual, perteneciente a Cristo y el Espíritu Santo.
¿Pero, como hoy en día podemos diferenciar entre lo verdadero espiritual y lo no espiritual?, ya que hablamos de un asunto espiritual. Podemos saberlo a través de dos principios; la palabra de Dios (Jesucristo) y el Espíritu de Dios que individualmente convence, enseña, dirige y amonesta en todo asunto. El creyente ya no vive por la ley antigua, sino por la nueva ley del espíritu.
En el nuevo pacto que Jesucristo nos trajo obedeciendo al padre celestial, vino también la vida en el espíritu. Vivimos ahora por la fe en Cristo, por la gracia del Padre celestial y la llenura del Espíritu Santo. Por eso muchas personas no entienden sobre la verdadera vida en Cristo. Basan todo en religión u obras. No somos salvos por obras, ósea lo bueno que seamos o por las buenas obras que hacemos. Las buenas obras tenemos que seguir haciéndolas; pero ellas no nos van a salvar. Somos salvos por la obra que hizo Cristo en la cruz del calvario. Podemos afirmar esto, porque así lo dice la Biblia.
Por lo tanto, los Salmos por ser parte de la Biblia, aunque se escribieron en el viejo testamento, debemos leerlos a la luz del mensaje del nuevo testamento (pacto). Así comprenderemos la totalidad y vida de los salmos, los cuales fueron escritos para nuestra edificación espiritual.
por: Samuel Santiago
me encantan los salmos, pero no he entendido eso del viejo y el nuevo testamento…
Un saludo!
Cuando se refiere al Nuevo Testamento se refiere a la luz de lo que JesuCristo hizo en la cruz del calvario trayéndonos el nuevo pacto para salvación.